27 de diciembre de 2024
“… entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”
El gozo duradero, el gozo supremo, sólo se puede encontrar en la comunión con Dios. Una relación reconciliada con Dios producirá este gozo. El gozo triunfante sobre todas las circunstancias es una de las marcas de un creyente. Un aspecto del fruto del Espíritu es el gozo. El Espíritu que mora en cada creyente debe producir, entre otras cosas, gozo. Este pasaje de la carta a los Corintios hace referencia a la victoria final del Señor Jesucristo sobre el pecado y la muerte. ¿Qué mayor gozo se puede tener que vivir en la victoria eterna que es posible gracias a la obra expiatoria de Cristo? Jesús cumplió la ley viviendo la justicia perfecta y eligió morir, a pesar de ser inocente, para poder ofrecer su muerte en lugar de la nuestra. En última instancia, nuestro gozo proviene de la victoria de Cristo manifestada por la resurrección. La pregunta es si te has unido o no a la victoria de Jesús y has aprendido a vivir en esa gozosa victoria sobre el pecado. ¿Estás permitiendo que la culpa y la vergüenza del pecado continúen gobernando tu vida, o estás viviendo a la luz de la redención de Cristo? Hermanos y hermanas, dejen que el gozo del Señor los inunde como alguien que ya no está dominado por el pecado sino que vive de una manera de vida digna del evangelio de Cristo.
Oración: “¡Señor, dame el gozo duradero que proviene de descansar en la victoria de Cristo! Ayúdame a vivir mi vida digna del evangelio, como un faro de verdad para el mundo que me rodea.”