4 de diciembre de 2024
Y vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llama Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y hace la guerra … Y en Su manto y en Su muslo tiene escrito un nombre: “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.”
Como creyentes, veremos a Jesús cuando venga nuevamente “en las nubes” para “levantarnos para que vivamos delante de Él”, y nos arrebatará al cielo “por un poco de tiempo, hasta que pase el furor”, porque nuestro amoroso Padre derramará Su ira sobre todos “los habitantes de la tierra” durante los siete años de la Tribulación que seguirá (1 Tesalonicenses 4:17; Oseas 6:2; Isaías 26:20-21).
Pero cuando nuestro Señor Jesús regrese triunfalmente a esta tierra para ganar la batalla final, la Batalla de Armagedón, entonces “todo ojo le verá, aun los que le traspasaron,” y todos los que hayan rechazado la gracia salvadora del Padre para arrepentirse de sus pecados serán barridos en Su justa justicia (Apocalipsis 1:7)
Entonces, reinaremos con Cristo porque “Él los regirá con vara de hierro,” porque durante Su reinado milenial aquí en esta Tierra, los hijos nacidos de cualquier nuevo cristiano que acabará de ser salvo durante la Tribulación, pero no martirizado , son los niños sobre quienes reinaremos. A medida que crecen y “saben lo suficiente para rechazar el mal y escoger el bien,” deben arrepentirse de su pecado y vivir para seguir obedientemente a Jesús como Señor, antes de “la edad de cien años” (Isaías 7:16;65:20; Salmo 37:5).
Por lo tanto, comprometamos nuestros corazones nuevamente a ser los fieles y obedientes ganadores de almas para los cuales Dios nos redimió, guiando a las almas perdidas a la salvación, para que no tengan que pasar por la terrible Tribulación de siete años.
¡Como cristianos, somos coherederos con Jesús, adoptados en la familia del Rey de reyes y Señor de señores”! (Apocalipsis 19:16) ¡Así que celebremos nuestra gloriosa herencia en esta temporada navideña, alabando a nuestro Señor Triuno por Su asombrosa gracia salvadora que nos capacita para derrotar victoriosamente nuestro pecado!
Oración: “¡Gracias Señor por las promesas proféticas de Tu Palabra sobre nuestro glorioso futuro! Ayúdanos a esforzarnos por crecer cada vez más en “excelencia moral”, dejando que nuestra luz brille como Tu pueblo santo resplandeciente, redimido para cambiar este mundo por Tu poder victorioso, ¡celebrando siempre Tu santidad! (2 Pedro 1:5)