3 de diciembre de 2024
“… no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos.
¡Tenemos grandes motivos para regocijarnos! Dios ha bendecido a cada cristiano nacido de nuevo con la capacidad de elegir una mentalidad espiritual que concuerde con las Escrituras acerca de nuestra necesidad de tener una “excelencia moral” cada vez mayor, ¡las riquezas de Su gloria! (2 Pedro 1:3-5) A medida que dejamos que el Espíritu Santo ilumine nuestros corazones para comprender mejor la sabiduría de nuestro Padre al exaltar la excelencia moral, ¡Jesús nos llena cada vez más con “la esperanza de su llamado”!
Después de la esperanza de nuestra salvación, no hay mayor esperanza que saber que se nos ha dado poder extraordinario para seguir obedientemente a nuestro Señor. El mismo poder por el cual nuestro Padre resucitó a Cristo de entre los muertos está obrando en nosotros, ayudándonos a acumular una recompensa eterna más completa en el cielo, esperando el momento glorioso en el que “seremos arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire.” (1 Tes 4:17). Luego, siete años después, al final de la Tribulación, Jesús regresará a esta tierra para la gloriosa aparición de Su Segunda Venida. ¡Los cristianos previamente arrebatados seguirán a Jesús desde el cielo de regreso a la tierra, para reinar victoriosamente con Él sobre toda la tierra!
Considerando que Cristo primero dejó el cielo para venir a la tierra como un humilde bebé, para morir en nuestro lugar en la cruz. Celebrar correctamente la Navidad incluye tener presente que la próxima vez que Cristo sea visto en la tierra, ¡será como nuestro Rey conquistador! ¡Vivamos nuestras vidas de maneras tan santas e irreprochables que todos los que nos conocen sean conscientes de la realidad de que Jesús es nuestra Esperanza, que nos da poder para crecer en excelencia moral!
Oración: “Padre misericordioso, por favor ayúdame a no perder un día de pasar tiempo a solas contigo, deleitándome en Tu Palabra para comprender mejor cómo vivir una vida que te agrada. Ayúdame a fortalecerme espiritualmente, buscando en oración permanecer arrepentido de cualquier cosa que te desagrade, para que mi vida sea un testimonio eficaz del santo poder de Tu gracia, irradiando amor verdadero a todos aquellos en quienes influyo. ¡Ayúdame a vivir cada día lleno de gratitud por la herencia insondable que me espera en Cristo! En Su Nombre, que está por encima de cualquier otro nombre, oro. Amén.”