26 de diciembre de 2024
“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.”
El capítulo 9 de Zacarías es un capítulo profético que describe cómo Jesús llegará y traerá liberación a su pueblo. Esta profecía de Jesús fue escrita unos 500 años antes de su nacimiento, pero se confirma mediante su entrada triunfal en Jerusalén en Mateo 21:5 y Juan 12:15. La imagen de un Rey cabalgando hacia la ciudad montado en un humilde burro no nos da la confianza de que este Rey pueda derrotar al enemigo y traer liberación a su pueblo. Sin embargo, Jesús es un Rey, a diferencia de cualquier rey terrenal. Él es sin culpa ni pecado, tiene perfecta sabiduría y conocimiento y es uno con el Padre. Dado que Jesús es diferente de cualquier rey terrenal, su entrada montado en un asno encaja con su carácter. Jesús no vino a la tierra en busca de fama, fortuna o reconocimiento. Vino a la tierra por una razón: traer salvación a todos los que creen. A través de su muerte y resurrección, podemos encontrar gozo en un Rey, a diferencia de cualquier rey o gobernante que conocemos hoy. Nuestro Rey se sienta en un trono de perfecto poder y fortaleza y nunca abandonará ni tendrá motivos para abdicar de tu trono.
Oración: “Jesús, te alabamos por tu carácter, ya que sabías los sacrificios que tendrías que hacer y el dolor que soportarías en la cruz, pero de todos modos moriste por nuestros pecados. Gracias por recordarnos que eres un gobernante fuerte y poderoso sentado en el Trono en el Cielo. Ayúdanos a recordar diariamente que sólo tú eres la fuente de nuestra alegría, ya que sólo tú eres el único que pudo salvarnos y lo hizo.”