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Writer's pictureBearCreek.Church

Devocional Navideño: El regalo de la alegría

24 de diciembre de 2024



“Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores”.


La Palabra de Dios nos llama al maravilloso privilegio de guardar el “mandamiento de nuestro Señor sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.” ¡Solo piensa! ¡Somos los embajadores reales de nuestro Soberano Salvador, representantes del verdadero Cristo de la Navidad, el único “Soberano” resucitado, nuestro “Rey de reyes y Señor de señores”! (1 Timoteo 6:14,15)

 

El pecado, incluidas las decisiones pecaminosas que tratamos de justificar como benignas, nos roba el verdadero gozo de Dios que se encuentra sólo al tratar de obedecer sus mandamientos “sin mancha ni reproche” (1 Timoteo 6:14). Pero peor aún, todo compromiso pecaminoso nuestro impide que Dios sienta gozo.

 

Sin buscar orar por todo, tratar de vivir en este mundo, sin ser de este mundo, puede parecer imposible guardar con alegría el “mandamiento de Dios sin mancha ni reproche”. Pero el verdadero gozo de nuestra salvación se encuentra en el gran honor de esforzarnos en oración por seguir obedientemente a Jesús, por la gracia de nuestro Padre.

 

No hay mayor alegría que vivir continuamente en la presencia de nuestro Dios Todopoderoso, la Santísima Trinidad, sabiendo que “los ojos del Señor” nos ven en cada momento de nuestras vidas. Nuestro amoroso Dios se deleita en “apoyar firmemente” a cualquiera “cuyo corazón sea completamente suyo”, tal como lo prometió (2 Crónicas 16:9).

 

Nuestro Padre nos dio el mejor regalo de todos cuando envió a su Hijo, Jesús, para ser nuestro sustituto sin pecado en la cruz, creando la única manera de cancelar nuestra deuda de pecado en su totalidad y declararnos eternamente perdonados y libres. Bendigamos el corazón de nuestro Señor comprometiéndonos de nuevo a obedecerlo más plenamente, con todo nuestro corazón, por el santo poder de su “gozo inefable” (1 Pedro 1:8).


Oración: “Oh Señor, eres digno de la devoción de todo mi corazón. Ayúdame a obedecerte con alegría en todas las cosas, en todos los sentidos. Ayúdame a confiar en Ti mientras abrazo Tu gracia para obedecerte cada vez más plenamente, dándome cuenta de que la verdadera fe está hecha de la convicción moral de que obedecer Tus mandamientos hace que la vida sea verdaderamente buena. Me comprometo a obedecerte de nuevo, Señor. ¡La verdadera alegría está sólo en Ti! En el nombre de Jesús, Amén.”



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